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martes, 11 de noviembre de 2014

Imagina que te piden que definas la vida…

 
 
Emilio Silva⎮Diario del Aire⎮10 noviembre 2014
Imagina que te piden que definas la vida, que cierres los ojos y sientas los abrazos de quienes ya no están; que se te haga un nudo en la garganta pensando en los padres que nunca volverás a ver, en los amigos que murieron jóvenes, en los que han tenido mala suerte, en los que por alguna razón irracional no han conseguido rozar la felicidad. Imagina que te llevan a visitar un museo donde se exponen todas las oportunidades que perdiste; los silencios que no debiste guardar, una piscina donde se balancean como agua salada todas las lágrimas que te ha arrebatado la tristeza. Pero entonces imagina que escuchas seguidas todas las risas, que sientes juntas todas las veces en que te estremeciste, en que te emocionaste, en que cerraste los ojos frente a otro rostro y te besó el universo, el infinito, en que te reconciliaste con un amigo, con un amor, en que la mirada de tus hijos, su sonrisa o un paso que dan hacia la madurez, dan por un segundo sentido a toda tu existencia. Imagina que vives y que yo llevo 49 años respirando para vivir este momento y que le lanzo un tango a la vida.
TANGO A LA VIDA
Pisarla sin moqueta, sin suela, sin plantilla,
su espacio es una ruta que exige pies desnudos,
los poros de las plantas sabrán de sus pasiones,
aunque a veces los pasos se conviertan en nudos.
Comerla sin envase, sin plato, cruda y simple,
como comen los sueños realidades de plomo,
que vague su textura por el tiempo intestino,
que es bueno digerirla sin saber qué ni cómo.
Mirarla sin cristales, sin lentes, sin lentillas,
mirarla sin rodeos, tampoco de reojo,
que atrapen las pupilas su mágica provincia,
que sepan de su noche, su luna, su despojo.
Amarla sin temores, sin miedo, sin recelo,
crecer en su universo, en su mota de polvo,
es frágil y resiste, es dulce y necesaria,
y aunque a veces nos cueste hay que dárselo tod

Hannah Arendt una mujer sin fronteras


 
Hannah Arendt nació el 14 de octubre de 1906, cerca de Hannover. Conocemos los detalles de sus primeros años de vida gracias a que su madre escribió un diario de su crecimiento, cosa inusual para la época. Los Arendt son una familia de tradición judía y pertenecen a la comunidad judía liberal. Hannah nunca escuchó la palabra “judío” durante su infancia. Su madre era absolutamente antirreligiosa. La primera vez que Hannah la escuchó , sería inserta en el contexto de comentarios antisemitas pronunciados por sus propios compañeros del colegio. Fue entonces cuando comenzó a ilustrarse sobre este rechazo.
Hannah fue una niña muy despierta, aprendió a leer sola a la edad de cuatro años y hacía preguntas a sus padres sobre todo lo que la rodeaba. Muy apegada a su madre durante toda su vida, aunque lo estaría más tras la muerte de su padre cuando ella contaba tan solo con seis años.

Las primeras inquietudes  

A los 15 años la expulsan de la escuela primaria por liderar una protesta contra una profesora, pero para ella no supone un problema aprobar por libre la selectividad en 1921. Sentía verdadera pasión por la poesía y la filosofía clásica. “La filosofía vino a mí cuando yo tenía 14 años; o conseguía estudiar filosofía, o me ahogaba”, diría en una entrevista televisiva.
Hannah durante su juventud ya tendría ese rasgo tan característico de su carácter que le acompañaría durante toda su vida: sensible a los acontecimientos pero fuerte en sus determinaciones. Es en 1924 cuando empieza sus estudios superiores en Marburgo. Se matricula en Filosofía, Teología y Geografía y es allí donde le imparte clases el filósofo alemán Martin Heidegger. Hannah Arendt se presenta en su despacho después de una de las lecciones y comienza una relación amorosa entre ambos. Ni siquiera una mente privilegiada como la de Hannah podía llegar a predecir lo que significaría el nazismo para Europa, ni que su ahora amante tendría una estrecha relación con el régimen de Adolf Hitler. Pero la relación con Martin se hace cada vez más un laberinto sin salida ya que él no abandona ni a su mujer ni a sus hijos. Es el momento propicio para que Hannah corte por lo sano (aunque documentos póstumos a la muerte de Arendt aseguren que mantuvieron correspondencia tras marcharse a continuar sus estudios en Heidelberg).
Hannah Arendt
Hannah Arendt

El exilio

Hannah recordaba en vida la fecha que puso el día que contrajo su compromiso político: el 27 de febrero de 1933, día del incendio del Reichstag y el principio de la peor pesadilla de la Historia de la Humanidad. Aquella misma noche comenzaron las detenciones ilegales, llamadas por el régimen: detenciones preventivas. Era el principio de la excusa que Hitler necesitaba para engrasar su maquinaria de muerte y terror. Hannah diría al respecto: “Fue en este momento cuando dejé de creer que pudiera seguir siendo una mera espectadora”. Es entonces cuando decide pasar a la acción y empieza a trabajar en la Resistencia. Fue detenida pero tuvo mucha suerte, salió de prisión a los ocho días hasta que huyó del país. Encontró refugio en París, como muchos intelectuales alemanes disidentes de la época. Allí se enamora profundamente, a pesar de un matrimonio que años antes inició. Sus biógrafos dicen que este matrimonio le dio “cierta seguridad”. Más tarde se daría cuenta de que amar verdaderamente y conservar su identidad personal eran perfectamente compatibles. Es el principio también de su exilio emocional. En 1940 cuando los alemanes entran en París, Hannah es enviada al Campo de Concentración para mujeres de Gurce, al sur de Francia. Estando allí, en ningún momento pierde la esperanza en la Humanidad, aunque califica a la política mundial de “podrida”. Hannah Arendt emigra a EE.UU y en 1951 recibe la nacionalidad. Para Hannah haber sido apátrida en EE.UU durante tanto tiempo era peligroso. Consideraba que las personas apátridas estaban fuera de la política y por tanto, excluidos de poder decidir su propio destino.
“Ya tengo mi pasaporte. El libro más bonito que he visto. Además me gusta Estados Unidos, nos llevamos bien”.

“Esto nunca debió haber ocurrido”

“Esto nunca debió haber ocurrido. No me refiero sólo al número de víctimas. Sino a la fabricación de cadáveres. Eso nunca debió haber ocurrido, es algo de lo que el mundo ya no podrá desprenderse”. Hannah Arendt habló durante toda su vida sobre la honda impresión sobre el Holocausto sobre los judíos. Aun así, 1961 supuso para ella un choque de emociones y pensamientos.

Eichman en Jerusalén y la banalización del mal  

Sucedió algo que marcaría para siempre su carrera donde tuvo que elegir entre dejarse llevar por las emociones o poner en marcha sus pensamientos y ser consecuente con sus ideales y lo más complicado, defenderlos. Fue a principios de los sesenta cuando se celebró en Jerusalén un juicio para conocer la pena que se le impondría al teniente coronel nazi Adolf Eichmann por su labor de transportar a los judíos a los campos de concentración. Hannah Arendt acudió a Jerusalén en calidad de periodista para cubrir la información del juicio para la revista ‘ The New Yorker’. El artículo que Hannah finalmente les enviaría, iba a revolucionar el mundo del pensamiento político contemporáneo y es estudiado aun hoy en las universidades de Europa y Norteamérica.
Arendt, tras viajar a Jerusalén para conocer de cerca cómo es la cara de un hombre que puede causar un mal tan radical, descubre que no hay nada de particular en las personas que cometen atrocidades. Concluye que todas las personas en determinadas circunstancias de presión y con el adiestramiento adecuado podríamos cometer actos radicalmente malos. No eran demonios, eran marionetas banales, hombres normales haciendo mal. Esto sentó fatal en la Comunidad Internacional. Si no se puede demonizar a los nazis no se les puede odiar con el mismo fervor. Esto abría una perspectiva terrible a la hora de curar las heridas del nazismo en la comunidad europea y en el pueblo judío. Hannah Arendt publicó también que sin la connivencia de los consejos judíos horriblemente adiestrados para ser superiores a los compatriotas a los que tenían que conducir a la cámara de gas, la maquinaria nazi de matar no habría funcionado tan perfectamente. La polémica estaba servida.
Perdió muchas amistades, no paraba de recibir cartas en su apartamento en Manhattan donde la insultaban y la repudiaban. El gobierno israelí la acusó de culpar a los propios judíos de su terrible desgracia. Hasta el día de su muerte Hannah se mantuvo en lo que había escrito y defendiéndose diciendo que se había manipulado su obra con intenciones políticas. A pesar de todo nunca renegó de sus pensamientos, rompió con casi todo su mundo afectivo menos con sus amigos más leales. En una carta escrita a su fiel amigo Karl Jaspers en 1965 le confesaría:
“Me siento como un animal al que se le han cerrado todos  los accesos; ya no puedo entregarme porque nadie me quiera  como soy, todos saben más que yo”.

Hasta el final: pensando apasionadamente  

Acabada la II Guerra Mundial, Arendt visita Europa. Ve un continente absolutamente devastado. Una vez más, fiel a sí misma y sabiendo que sus actos no harán tambalear sus convicciones, decide visitar a Martín Heidegger, ahora sí, conocido como el gran ideólogo nazi. Lo compartió con su marido al llegar a Nueva York. Hannah era profundamente libre y profundamente honesta con sus sentimientos y los de los demás. Sus biógrafas han entendido esa visita como la necesidad de Hannah de zanjar una historia y de no traicionar a la Hannah Arendt que una vez amó a un nazi. Pasó los últimos años de su vida impartiendo clases por diversas universidades de Estados Unidos. Los alumnos hacían cola para matricularse en sus clases. Su vida fue cobrando normalidad, la comunidad universitaria comenzó a valorar positivamente su obra sobre Eichmann y los homenajes y premios se sucedían por todo el mundo hacia su obra. Su mejor e íntimo amigos Jasper, fallece cinco años antes que ella y le dedica éstas palabras: “No sabemos dónde van los hombres cuando mueren. Sólo nos queda su palabra dada y su gesto inimitable”.
Hannah Arendt murió en 1975. La palabra que nos dio aun hoy es imperturbable, su gesto marcó un precedente: luchar. Luchar hasta el final por las propias convicciones, luchar contra todas las consecuencias. Luchar cuando tu propio Ángel de la Guarda te retira la palabra. Luchar en un mundo de hombres por conquistar los propios pensamientos, amar sin miedo, pensar sin prejuicios y sobre todo, pensar apasionadamente.
 
El ‘doodle’ que Google dedicó a Hannah Arendt

Un  doodle para Hannah

Por el 108 aniversario de su muerte Google le ha dedicado a Hannah Arendt un precioso doodle que está enlazado a su vida y bibliografía. Google moderniza incluso la forma en que las personas nos acercamos a la Historia en la Era de la Información.
Para conocer mejor a Hannah existen diversas biografías traducidas al castellano sobre la vida de esta “pensadora política” como a ella le gustaba autodenominarse. Por otro lado, en 2012 se estrenó una película protagonizada por Margarethe Von Trotta donde se refleja a la perfección cómo vivió el periodo de la publicación de sus artículos sobre Eichmann y la polémica posterior.

viernes, 7 de noviembre de 2014

Cine: Todo Tarkovski al dominio público

 
Posted: 07 Nov 2014 04:49 AM PST
Las películas del genio ruso, incluyendo Stalker, Andrei Rublev y Solaris, están ahora disponibles en la Red. Para que no tengas dudas, te las contamos una a una.
Marta Peirano⎮El Diario⎮07/10/2014

Solaris, de Tarkovski
No todo el mundo aprecia la obra de Andrei Tarkovski (1932-1986). Sus películas son visionarias pero también largas y, a veces, difíciles. Fue un director de grandes directores; Ingmar Bergman, su mejor alumno, le consideraba el mejor director de todos los tiempos. Akira Kurosawa y Roberto Rosellini le adoraban por encima de todas las cosas, y así, hasta Rotten Tomatoes, donde casi todas sus películas obtienen un improbable 100%. Entre el público llano, la valoración de sus obras oscila -dependiendo de la edad, humor y preferencias del espectador- de fascinantes a insoportables. Pero la llegada uno de los mejores directores de la historia del cine al dominio público, algo que ocurre cuando prescribe su licencia de copyright, es siempre una buena noticia.
Para las obras protegidas por licencias de propiedad intelectual, entrar en el dominio público no solo significa que se puede ver sin pasar por caja, sino también que se pueden difundir, estudiar, reinterpretar y hasta remezclar sin arriesgarse a una persecución legal. La obra de Tarkovski han sido liberadas por Mosfilm, la mayor y más antigua productora de Rusia. Como indican en los comentarios, en su página se pueden encontrar grabaciones desde los años 20 hasta nuestro siglo.
 
La infancia de Ivan

La Infancia de Iván (1962)

Su primera película, La infancia de Ivan, está basada en un relato de Vladímir Bogomólov sobre el periplo de un niño de doce años que queda huérfano durante la Segunda Guerra Mundial y es “adoptado” por los soldados. Formalmente austera, espiritualmente delicada, recibió el el León de Oro del Festival de Cine de Venecia y, con él, la atención de la prensa internacional. La italiana, concretamente, le acusó de azucarar con esteticismo burgués un relato de la clase obrera. Sartre le defendió.

Andrei Rublev (1966)

Entre su primera y su segunda película, Tarkovski ya se había enfrentado a las autoridades rusas, que le quitó el dinero para su adaptación de El idiota de Dostoyevski y le prohibió realizar el Evangelio de San Lucas. Problema que resolvió con Andrei Rublev, una película épica de 205 minutos sobre el místico y pintor iconográfico medieval que en realidad va sobre la era del terror de los mongoles y los tártaros a principios del insalubre siglo XV. Las autoridades la prohibieron por rigor histórico, violencia y por ser francamente aterradora, por no mencionar la inoportuna crisis de fe de uno de los más venerados pintores religiosos de su historia. Su primera gran obra maestra.
Enlace:  Andrei Rublev (y II)

Solaris (1972)

La melancólica y espiritualmente venenosa Solaris está basada en la famosa novela de Stanisław Lem, un matrimonio tan utópico como el de Kubrick y Nabokov diez años antes. Seguramente la más inmediata de sus películas, fue la respuesta de Tarkovski al 2001 de Kubrick, que le había parecido fría y estéril. De ella heredó sus tomas XXL y los meticulosos encuadres simétricos que más tarde encontraremos en los grimosos pasillos de Alien, cubiertos de moco alienígena y radiante oscuridad. Con su apertura que recuerda a la Ofelia de Millais, una de las mejores del cine, Solaris ganó el gran premio del jurado de Cannes. A los que han visto la adaptación que hizo Steven Soderbergh en 2002: nada que ver.
Enlaces:  Solaris (y II)

The Mirror (1975)

Este proyecto autobiográfico sobre la infancia del realizador se titulaba originalmente Un luminoso, luminoso día, un verso del famoso poeta Arseniy Tarkovski, que además es su padre. Tarkovski Sr. aparece leyendo su obra en varios momentos de la película, que se salta todas las convenciones del medio para crear un onírico ballet de recuerdos, sueños y fragmentos que documentan el contexto histórico, en este caso su propia infancia durante la IIGM. Allí reclutó a toda su familia, incluyendo su anciana madre y su segunda mujer Larissa, que hace de mujer del médico al que la madre le regala un pendiente. Más retorcido quizá, su hijastra real -Olga Kizilova- aparece como la niña pelirroja de la que el protagonista -su alter ego- se enamora.
Enlace:  The Mirror

Stalker (1979)

Su gran obra maestra, la alegórica Stalkeres una adaptación libre de una novela de los hermanos Boris y Arkady Strugatsky, Picnic en la carretera. Un científico y un escritor entran en La Zona, un espacio donde la materia cambia constantemente de aspecto, intenciones y lugar, cuyo corazón es un búnker con una habitación mágica donde todos los deseos se hacen realidad. Para sobrevivir a sus trucos pagan a un hombre (Stalker), el único capaz de reconocer las trampas que les pone el espacio y las tentaciones de la habitación. Posiblemente la única película verdaderamente merecedora de la etiqueta “thriller psicológico”, su sombría belleza es intoxicante, sus imágenes completamente inolvidables. Cate Blanchett jura que tenía cada toma grabada a fuego en la retina. 
Aunque muy posterior, La Zona parece reflejar la famosa Zona de exclusión, un cerco de 30 kilómetros de radio alrededor del accidente de Chernóbil, fuertemente contaminado con radiactividad. Pero no fue rodada allí sino en una estación hidroeléctrica abandonada en Estonia. Tarkovski  no quedó contento con la fotografía y rodó la película dos veces. Su ingeniero de sonido Vladimir Sharun ha asegurado en múltiples ocasiones que fueron los residuos químicos de la planta la causa del cáncer que acabó con el director, su mujer Larissa y con Anatoly Solonitsyn, “el escritor”.  
Los fanáticos disfrutarán de Zona, el libro que Geoff Dyer escribió sobre la película.
Enlace  Stalker (y II)
 
Nostalghia

Nostalghia (1983)

Un escritor asfixiado por el típico vacío existencial que les sucede a los intelectuales cuando les sobreviene el éxito, escapa de su infeliz matrimonio y huye a la Toscana, donde todo es sepia. Allí conoce a un señor que le advierte del fin del mundo, cosa que le tranquiliza intensamente y le hace reflexionar. La más formalmente oscura y menos favorita de las películas de Tarkovski se llevó sin embargo el Grand Prix de Creation y el Premio de la crítica en Cannes en 1984.
Enlace:  Nostalghia
 
El Sacrificio

El Sacrificio (1985)

Los amigos y enemigos de un crítico de teatro viajan a su isla para celebrar su cumpleaños. Una vez allí, la radio interrumpe la juerga para declarar la II Guerra Mundial. El protagonista de El Sacrificio promete sacrificar (sic) todo lo que ama, incluyendo su hijo de seis años, para deshacer la contienda. Sardonica y desesperada al mismo tiempo, esta película de la guerra fría empieza siendo una película bergmaniana para entregarse a los brazos de Buñuel.
Enlace: The Sacrifice (con subtítulos en español!)

lunes, 3 de noviembre de 2014

Gladys la cosmiatra ( Juana Molina )


Wislawa Szymborka : el camino hacia la perfección

wislawa-szymborska

 

El Hatha Yoga es un método de ejercicios motrices y respiratorios que nació en la India. Si se practica con regularidad (una hora diaria o un cuarto de hora como mínimo) produce, según dicen, resultados milagrosos, siempre y cuando seamos capaces de concentrarnos adecuadamente, es decir, de abstraernos del mundo exterior. El Hatha Yoga nos libera de estados de fatiga y tensiones nerviosas y, a largo plazo, colabora en el desarrollo pleno de la personalidad. Sin embargo, no sirve para todo el mundo, pese a lo que precipitadamente promete el título. Aquellas personas que se sienten agotadas, o son muy nerviosas, no tienen tiempo para hacer ejercicios; y aquellas que si lo tienen, seguramente no les afecta el cansancio ni son nerviosas. Además, el Hatha Yoga no funciona con los escépticos, ya que es a ellos, precisamente, a quienes más les cuesta abstraerse del mundo. Para conseguirlo, es necesaria una cierta predisposición a creer y una pizca de entusiasmo a crédito. El escéptico que ha completado el ejercicio número veinticinco (el llamado Kukkutasana), que consiste en sentarse en el suelo con las piernas ligeramente abiertas, doblar la derecha, sujetarse el pie con las manos y colocarlo debajo de la ingle izquierda, mientras se inserta la mano derecha entre la pantorrilla y el muslo de la pierna doblada, no ha dejado en ningún momento de preguntarse de un modo intolerablemente laico y mundanal: “¿qué diantre estoy haciendo?”. A continuación, debe agarrarse la pierna izquierda y acercársela con la ayuda de la mano que queda libre, y colocarse el pie debajo de la pierna derecha. Igual que ha hecho anteriormente, debe colocar la mano izquierda entre el muslo y la pantorrilla izquierdas, acercando el pie tanto como sea posible a la cadera. Junta las manos, que reposaban sobre el suelo, entre las piernas dobladas, une los pulgares e inclina la caja torácica hacia delante, inhalando; y levantándose, debe despegar el cuerpo del suelo de tal forma que únicamente las palmas de las manos descansen sobre él. Y, en esa posición, respirando con normalidad y todavía asido por las garras de la duda, se pregunta si realmente la personalidad saca algo bueno de ese nudo corporal. A continuación, se entera de que el Hatha Yoga es solo un pequeño paso en el camino hacia la perfección, y que esa perfección – según los sabios hindúes – solamente: la conseguirá aquel que pierda su Yo individual en el Cosmos. Entonces, el escéptico se enfrenta a una pregunta: “¿tengo realmente algún interés en conseguir eso?”. Quizás desee todo lo contrario: no perderse a sí mismo y vivir la vida con su humana individualidad y sus problemáticas consecuencias. Además, en lo tocante a perderse, siempre hay tiempo para eso tras la muerte. Justo en ese mismo instante, el escéptico decide deshacer eI nudo del Kukkutasana. Confiemos en que sea capaz de hacerlo sin tener que llamar a Urgencias.

wislawa-szymborska : Mi poesía como la vida , tiene una parte cómica y una parte trágica

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“..Estimo altamente estas dos pequeñas palabras: “no sé”. Pequeñas, pero dotadas de alas para el vuelo. Nos agrandan la vida hasta una dimensión que no cabe en nosotros mismos y hasta el tamaño en el que está suspendida nuestra Tierra diminuta. Si Isaac Newton no se hubiera dicho “no sé”, las manzanas en su jardín podrían seguir cayendo como granizo, y él, en el mejor de los casos, solamente se inclinaría para recogerlas y comérselas. Si mi compatriota María Sklodowska-Curie no se hubiera dicho “no sé”, probablemente se habría quedado como maestra de química en un colegio para señoritas de buena familia y en este trabajo, por otra parte muy decente, se le hubiera ido la vida. Pero siguió repitiéndose “no sé” y justo estas palabras la trajeron dos veces a Estocolmo, donde se otorgan los premios Nobel a personas de espíritu inquieto y en búsqueda constante.” Discurso de recepción del Premio Nobel
 
“El homo ludens con un libro es libre. Al menos, tan libre como él mismo sea capaz de serlo. Él fija las reglas del juego, subordinado únicamente a su propia curiosidad. Puede permitirse no sólo leer libros inteligentes de los que aprenderá cosas, sino también libros estúpidos de los que algo sacará. Es libre de no leer un libro hasta la última página, y de empezar otro por el final e ir retrocediendo. Puede echarse a reír en un punto no destinado a ello o, de repente, detenerse ante unas palabras que recordará durante el resto de su vida. Y, finalmente, es libre –y ningún otro pasatiempo puede ofrecerle esto– de escuchar de qué habla Montaigne o de zambullirse en el Mesozoico por un instante.”
 
 

sábado, 1 de noviembre de 2014

Randy Newman - The world isn't fair- 2008


Wisalawa Szymborska : El homo ludens con un libro es libre

Soy una persona anticuada que cree que leer libros es el pasatiempo mas hermoso que la humanidad ha creado . El homo ludens baila , canta , realiza gestos significativos , adopta posturas, se acicala , organiza fiestas y celebra refinadas ceremonias . Para nada desprecio la importancia de estas diversiones ; sin ellas , la vida humana pasaría sumida en una monotonía inimaginable y , probablemente , la dispersión . Sin embargo , son actividades en grupo sobre las que se eleva un mayor o menor tufillo de instrucción colectiva . El homo ludens con un libro es libre .
Al menos tan libre como él mismo sea capaz de serlo . Él fija las reglas de juego , subordinado únicamente a su propia curiosidad .

by Elizabeth Locke, Austin, Texas, USA

El Roto : ciudadano español que acaba de oir las noticias